De todos mis viajes siempre he recordado mucho más lo positivo que lo negativo. Por ello afronto el reto presentaros de una forma positiva en cada una de las entradas de este blog 5 razones y 5 fotografias que os animen a viajar a paso lento, a pararos en la mitad del camino, a compartir lo vivido, a descubrir lugares y sensaciones que de otra manera quizás pasarían de largo. Y si teneis propuestas en este sentido, tener este blog por vuestro.....no dudeis en enviármelas.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Marrakech


Las expectativas pueden ser unas magnificas compañeras de viaje, aunque también pueden chafar cualquier pequeño paseo. Las expectativas también tienen mucho que ver con los estereotipos, esos tipos malejos con los que clasificamos a las personas antes de conocerlas. En mi caso, siempre me resistí a viajar a Marruecos, los estereotipos que tenía sobre los marroquíes me hacían no tener muy buenas expectativas. 


Sin embargo, y esta es la 1ª razón por la que me gusta Marrakech, para mi sorpresa, nada de lo que imaginaba o esperaba se cumplió. Tengo que reconocer que es chocante encontrarte a hora y media de vuelo de una ciudad donde, desde una perspectiva europea, el tiempo se ha detenido y, por lo demás, su paso es relativo. Lo marca el canto del Almuecín (النص الأصلي) llamando a los fieles al rezo.

          Marrakech es una ciudad única y completamente diferente al resto. Conocerla a paso lento es una fascinante experiencia sensorial: el color, sabor y olor que se respira desde el momento en que aterrizas y que no se disipará hasta bastante tiempo después de volver.


           La Plaza Jamma el Fna es la plaza central de la ciudad y el lugar más importante de la medina. En ella se desarrolla la vida pública de Marrakech tanto de día como de noche. De hecho lo mejor es la transformación que va sufriendo con el paso de las horas. Por el día encontrareis muchas cosas que os llamarán la atención: domadores de monos, aguadores, encantadores de serpientes. Por la noche, al atardecer, la plaza cambia totalmente, los tenderetes de la mañana dan paso a puestos de comida donde cenar, músicos improvisados, contadores de cuentos. Es el momento de tomarse un té marroquí en cualquiera de los bares que rodean la plaza y desde una de sus terrazas contemplar el sorprendente espectáculo de ver la puesta de sol tras la Koutoubia y observar cómo se transforma la plaza. Esta es mi 2ª razón.


       Siendo Marrakech una de las ciudades imperiales de Marruecos, quizás sería oportuno que su monumentalidad reflejada en la mezquita de la Kotoubia, cuyo minarete nos recuerda a la Giralda de Sevilla, o en los jardines de La Menara, o en las Tumbas Saadíes, o en el Palacio Bahía, o en la Medersa Ben Yusef fueran suficientes para convertirse en mi 3ª razón. Sin embargo, el mayor tesoro que esconden estas tierras son sus gentes. Se cumple aquello de que los más pobres suelen ser los más generosos. No sólo te ofrecen la mayor de sus sonrisas, su amabilidad es absoluta, también te ofrecen sus humildes casas, su comida, y esa forma de dar las gracias llevándose la mano al corazón.


          Marrakech al estar cerca de la cordillera del Atlas disfruta de ser casi un oasis. De hecho llama la atención la proliferación, básicamente en el Gueliz, la ciudad nueva, de parques, jardines y avenidas ajardinadas. Uno de los jardines más afamados actualmente pertenece a Yves Saint Laurent, se trata de los Jardines Majorelle. Pero mi 4ª razón es disfrutar de un paseo al caer la tarde hasta los Jardines y Palacio de la Menara. Se trata de un pequeño palacio situado al borde de un gigantesco estanque rodeado de un huerto básicamente de olivos, no olvidemos que es Marruecos, pero que los habitantes de Marrakech saben disfrutar en familia, en pareja, en grupo de amigos.




           Sin embargo, cuando no te conformas con hacer y ver aquello que las guías turísticas te recomiendan, Marrakech puede ser un destino duro en el sentido de que te enfrentará a tu conciencia. Pasear por el barrio judío de La Meláa pondrá delante de tus ojos una pobreza extrema; visitar el barrio de las Tenerías te llevará a cuestionarte el valor de algunas cosas; atravesar el Zoco de noche introduciéndote en la Medina más remota te resucitará el miedo y la inseguridad que todos llevamos dentro. Sin embargo, y esta es mi 5ª razón, los habitantes de estas zonas más humildes agradecerán vuestra visita con una amplia sonrisa. Ellos también forman parte de esta ciudad imperial; en las Tenerías os daréis cuenta de cuan dura es la vida al otro lado del charco; y en el Zoco sabréis que una sombra desconocida es un guía improvisado que os guiará en la dirección correcta. Os costará unos dírham pero llegareis a salvo.



          Por último, en mi opinión, la mejor manera de conocer Marrakech es como viajero que no como turista. Por supuesto, las guías nos darán recomendaciones sobre que comer, que beber, como movernos por la ciudad, como regatear, sin embargo la mayor aventura de viajar es conocer y esto sólo es posible si tenemos curiosidad. 



1 comentario:

  1. Emocionante relato de tu viaje,pero tengo un secreto, yo tambien tuve la oportunidad de disfrutar de sus colores, sus olores, sus gentes " lo mejor " y tambien aprendi la leccion de Humildad que nos dan a los llamados Europeos de hecho cuando vienen a Europa,anhelo de Libertad aprende todo lo malo

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